28.6.09

Las personas se van.

Y no podemos hacer nada por evitarlo, solo desear que a donde sea que vayan (el cielo prometido, el más allá o el ciclo de carbono, nitrógeno y fósforo) sea más agradable que esta méndiga vida.

La muerte de mi abuelo el año pasado me dejó un vacío tremendo. Apenas y había aprendido a apreciar esa sabiduría que disfrazaba de ironía mordaz. Los consejos o advertencias nunca parecían serlo, pero lograban su cometido. Hace casi 6 años, cuando recién entré a la universidad, el sufrió un infarto que fué el inicio de sus achaques, pues antes de eso no había mostrado signos de enfermedad alguna, tan es así que a sus 77 años andaba en bicicleta (de carreras) y era muy activo. Como consecuencia de ese infarto, sufrió una leve hidrocefalia que lo dejó sin conocer a nadie y dependiendo de todos hasta para la más mínima cosa que ocupara, pero fue durante esa convalescencia que pude conocer más de él. Siempre fue muy reservado pero en ese período platicaba mucho de su época en el trabajo, esa vida nómada que llevaba reparando vías y puentes de la línea ferroviaria. A veces eran anécdotas curiosas, otras veces el creía que estaba en su lugar de trabajo y se angustiaba por no poder hacerlo... Cabe decir que en ese tiempo sólo se dejaba atender por mi mamá y por mi, a todas mis demás las desobedecía... Nunca me llamó por mi nombre, para el era "la niña". Después de eso pudo recuperarse y retomar sus actividades, aunque ya no pudo andar en bicicleta. Para entonces yo ya iba a otro campus de la universidad, en otra ciudad a una hora de camino... Y en casa estábamos tan mal, que él me ayudaba con algunos gastos, a mi me daba mucha verguenza pedirle para mi pasaje, pero eso no hacía falta ya que él me encargaba 'mandados' y hacía que me quedara con el cambio, o siempre encontraba la manera de justificar la ayuda que me daba. Sintió un gran orgullo cuando me gradué y me lo hizo saber.
Uno de sus entretenimientos era la lectura, y a pesar de su edad podía leer perfectamente. Solía hacerlo en una banca que él construyó (mas bien era un tablón) a la sombra de un gran árbol de pingüica y muchos árboles de algodón. Era un gran conversador, siempre encontraba un tema sobre el cual discutir, y podíamos pasar la mañana del sábado buscando argumentos a favor o en contra de varios temas, desde la política AMLO incluido, hasta la criogenia, y últimamente, los objetivos, métodos y dudas sobre mi tesis (tema interesantísimo... ¿a quién no le gusta la remolacha azucarera y el mundo de los biocombustibles?). En fin, nunca nos aburríamos cuando estábamos juntos, lo visitabamos todos los días pues su casa estaba a 2 calles de la mía.
En el verano de 2007 empezó de nuevo la angustia: estuvo muy mal y tuvieron que ponerle un marcapasos. Ese fue el principio, pues luego tuvo una complicación renal y otras cosas que lo mantuvieron por temporadas en el hospital, hasta que en marzo del 2008 se nos fue. Tuve oportunidad de despedirme de él, aunque yo en ese momento no sabía que era la última vez que lo abrazaba y besaba. Se me quedó un te quiero atorado en la garganta... retenido con la esperanza de decirlo después. No hubo tal ya que esa misma noche dejó de existir...

Una vez pasado el funeral y los novenarios, han sido contadísimas las ocasiones (cuatro máximo) que he estado en su casa. Nada más entrar me embarga el sentimiento y creo que lo veré sentado en su cama, o en la banca leyendo... me siento muy extraña estando ahí, sin él.

"Qué maravilla es poder sentirte aunque no estás, siempre supe que en el viento te podías quedar" Alejandro Filio, Aunque no estás.

Esa canción me lo recuerda mucho y me hace llorar. También la canción Parte de mí, de Saratoga




Recorrió largo tiempo en su reloj
Peleo para ser lo que es hoy
Luchador, testarudo y como no
Cariñoso y tierno como yo

Sin pensar me enseñaba a reaccionar
Al calor de su lumbre y su voz
Un bastón le ayudaba a caminar
Pero él era duro como yo

Y el camino acabó
Su mirada dulce y gris voló
Y su luz se apagó como la llama
Del candil que hace tanto tiempo ardió
Y su voz susurraba y susurraba
Liberadme de todo el dolor

Una vez de pequeño me cantó
La canción que de niño aprendió
Carcajadas comenzaron a sonar
Porque él era alegre como yo

Él nos dijo adiós
Va a reunirse pronto con su dios
Y su luz se apagó como la llama
Del candil que hace tanto tiempo ardió
Y su voz susurraba y susurraba
Liberadme de todo el dolor

Él nos dijo adiós
Va a reunirse pronto con su dios
Y su luz se apagó como la llama
Del candil que hace tanto tiempo ardió
Y su voz susurraba y susurraba
Liberadme de todo el dolor

Y su luz se apagó como la llama
Del candil que hace tanto tiempo ardió
Y su voz susurraba y susurraba
Liberadme de todo el dolor

Quiero terminar con el dolor
Liberadme de todo el dolor
Quiero terminar con el dolor

1 comentario:

  1. Yo siempre he sido más apegada a mi abuela y se qué seguramente el día en que ya no esté aquí las cosas no serán lo mismo, pero hay que darle para delante por que nuestras vidas son solo ciclos que se tienen que completar aunque sea dificil acostumbrarse a ello.

    ResponderEliminar